Annika, periodista conocida en la Prensa de la Tarde, voz autoritaria de un grupo editorial en Estocolmo, acaba de regresar de una experiencia aterradora. Durante una investigación, ella termina en el foso de los leones, donde permanece prisionera de una psicópata peligrosa. Experiencia de donde sale milagrosamente indemne, pero sufre una crisis nerviosa severa, que le provoca ataques de depresión recurrentes contra los cuales tiene que luchar todos los días. Una carrera, la suya, dedicada a la prosecución de la verdad, una pasión casi obsesiva que la lleva más allá de todos los límites y incluso a veces a ignorar órdenes de servicio. Un día, mientras lee un artículo acerca de un ataque terrorista ocurrido años atrás y aún no resuelto, Annika es golpeada por algunos de detalles, que todavía sólo parecen importantes para ella. No pasará mucho tiempo antes que la exactitud de su intuición se confirma. Annika se pone en contacto con el periodista que escribió el artículo y arregla para encontrarse con él, sino por desgracia, es asesinado la noche anterior. Será el primer asesinato de una larga serie. Annika, siempre más involucrada por los acontecimientos, comienza a investigar y pronto encuentra una pista que la lleva a descubrir la clave del problema, que también incluye personajes de la escena política. Mientras trata de librarse entre engaños políticos, asesinatos aparentemente sin motivación y vetos de su director responsable de más y más convencido de que su periodista más importante ha perdido la luz de la razón, Annika avanza sin cesar. Poco a poco trae a la luz los acontecimientos del período que precedió al ataque terrorista identificando los miembros de una célula, todos meno uno, célula que, está convencida, está listo para comenzar de nuevo. Incluso si su reconstrucción es exacta, un particular escapa a su atención. Es así que, siguiendo su pista, una noche ella se encuentra en el lugar correcto en el momento adecuado. Los miembros de la célula están a punto de reunirse y Annika tiene la situación bajo control, listo para llamar a la policía para detectarlos. Entre una emboscada y la otra, sin embargo, se encuentra con una cara amiga, lo único que no fue identificado.
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